APRENDIZAJE DE LAS CIENCIAS NATURALES EN LA ESCUELA
A
menudo nos preguntamos si los jóvenes de hoy en día tienen el interés
suficiente en el estudio de las ciencias naturales, muchas veces creo que esto
depende de la motivación que le imparte cada profesor a su asignatura. Los
padres son responsables de la educación de sus hijos, pero algunas veces por
ignorancia o por no ejercer su rol le dejan toda la carga al docente. El
estudio de las ciencias naturales implica el estudio de nuestro mundo natural
en su parte física y biológica, esto implica que nuestra asignatura realiza
todo tipo de laboratorios en el campo para la comprobación de nuestras
hipótesis de investigación.
¿De qué
hablamos cuando nos referimos a las ciencias naturales? ¿Qué es esa cosa que
enseñamos en nuestras clases? Comenzamos con estas preguntas porque, aunque no
sea explicita o seamos conscientes de ella. Esta propuesta didáctica lleva
consigo una visión sobre su objeto de enseñanza que determina mucho de lo que
sucede en una clase. La concepción de la ciencia impacta desde lo que el
docente elige hacer, preguntar, explicar o incluso callar, hasta el tipo de
actividades que se propone a los alumnos sobre el tipo de clima que se
desarrollara en el aula.
Para
explicar la mirada sobre las ciencias naturales que nos guía en nuestra
propuesta pedagógica, vamos usar una moneda como analogía. Pregúntense por un
momento: ¿Cuál es su característica notoria? Acertaron: tiene dos caras.
Comencemos por la primera cara de la moneda. Cuando hablamos de ciencias
naturales nos referimos al conjunto de conocimientos que la humanidad ha
construido a lo largo de varios siglos y que nos permite explicar cómo funciona
el mundo natural. Hablamos por ejemplo del concepto de fotosíntesis y también
del mecanismo de selección natural, junto con el concepto de reacción química y
el conocimiento sobre cómo se produce una bacteria. Estos conocimientos, no
están dispersos, ni son ideas sueltas, sino que están fuertemente organizadas
en marcos explicativos más amplios (teorías y leyes) que les dan sentido.
Llamaremos a este cuerpo de saberes producto de la ciencia. Pero si vemos la
ciencia solamente como un producto
estamos dejando a un lado la otra cara de la moneda. Porque las ciencias
naturales son también un proceso unos modos de conocer la realidad a través de
los cuales se genera ese producto- pensamos en la otra cara de los productos de
la ciencia que mencionamos en el párrafo anterior ¿Cómo sabemos que una planta
fábrica su propio alimento a partir de la luz del sol?: ¿Qué evidencia nos dice
que el ambiente juega un papel fundamental en la evolución de los seres vivos?:
¿Cómo podemos averiguar si dos
sustancias se mescla, sin producir una reacción química?; ¿Cómo nos damos
cuenta que la bacteria se está produciendo? En esta cara de la ciencia se tienen
dos realidades la curiosidad y el pensamiento lógico, la búsqueda de evidencia,
la contrastación empírica, la formulación de modelos teóricos y el debate de
una comunidad que trabaja en conjunto para generar nuevo conocimiento. Y este
modo de construir el conocimiento, también tiene un papel importante el
contexto, dado a que la ciencia es una actividad humana, hecha por personas con
dudas, pasiones e intereses que trabajan en instituciones enmarcadas en una
sociedad y en un momento histórico.
Entender
esta segunda cara de la moneda implica también, comprender el carácter social
de la ciencia y su relación con otros aspectos de la cultura.
¿Por
qué usamos la analogía de la moneda para explicar las ciencias naturales? En
primer lugar, porque tiene dos caras. Pero también porque digas caras son
inseparables. No existe una sin la otra. Y esa característica, como veremos, es
fundamental a la hora de diseñar propuestas de enseñanza que sean coherentes
con la imagen de ciencia que hemos propuesto.
Como
dijimos en la presentación, la etapa de la escuela primaria es clave para
colocar las piedras fundamentales del pensamiento científico.
En
ese momento, se sientan las bases para lo que se conoce como alfabetización
científica (Fourez, 1997). Este proceso, que culmina en la escuela secundaria,
implica que los alumnos conozcan la naturaleza de la ciencia y los fundamentos
de cómo se genera el conocimiento científico, y que aprendan no solo conceptos,
sino competencia relacionada con el modo de hacer y pensar de la ciencia que
les permitan participar como ciudadanos críticos y responsables en un mundo en
que la ciencia y la tecnología juegan un rol fundamental.
Para
concluir este trabajo de investigación permitió replantearme nuevas
interrogantes, no sólo de la importancia que tiene para nuestros alumnos las
ciencias naturales, sino el derecho a aprender, a que se les tenga en cuenta en
sus inquietudes, se les respete en sus apreciaciones. Pero también en esta
tarea de investigación descubro lo importante que es para nosotros, los
educadores reflexionar sobre nuestra práctica cotidiana, sobre lo que día a día
hacemos en las aulas, sobre lo que decimos que hacemos y lo que realmente
hacemos, sobre la importancia de tener un sustento pedagógico en nuestras
acciones educativas, sobre la necesidad de expresar nuestras deficiencias como
docentes, cosa muy poco común en la acción cotidiana que impide recurrir a
pedir “ayuda”, a aquellos que pueden brindárnosla.
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